A la Virgen Inmaculada, conocida en Portugal como Nuestra Señora de la Concepción (Nossa Senhora da Conceição) hay una gran devoción por todo lo que representó y supuso a lo largo de la historia de Portugal. El principal local de pregrinación y romería era a la ciudad de Vila Viçosa, cerca de Évora en Alentejo.
En el principio del siglo XX esta tradición pasó a «segundo plano» con las apariciones de Fátima, local a donde acuden personas de todo el mundo durante todo el año.

¿Pero cuales son los motivos de esta devoción y coronación de Nuestra Señora de la Concepción como Reina de Portugal?

(Texto original en portugués retirado de windsofknowledge.pt enlace)

En Portugal, la devoción popular a Nuestra Señora de la Concepción es muy antigua y está entrelazada con la historia portuguesa, especialmente con los grandes acontecimientos que fueron decisivos para la independencia y la identidad nacional de Portugal.

Según la tradición secular, tras la Crisis de 1383-1385 y después de la victoria portuguesa en la Batalla de Aljubarrota (1385) contra los castellanos, el Condestable Nuno Álvares Pereira (o San Nuno de Santa Maria) hizo construir en Vila Viçosa la Iglesia de Nuestra Señora del Castillo y consagró ese templo católico a Nuestra Señora de la Concepción. Para ello, encargó en Inglaterra una imagen de Nuestra Señora de la Concepción para ser venerada en esa iglesia.

Después de la Restauración de la Independencia Portuguesa (1640) y en plena Guerra de Restauración contra España, el Rey de Portugal, João IV, de la Casa de Bragança y descendiente de Nuno Álvares Pereira, juró y proclamó solemnemente, por real provisión de 25 de marzo de 1646, que Nuestra Señora de la Concepción sería la Reina y Patrona de Portugal.
Tras la proclamación, el rey João IV coronó en Vila Viçosa la imagen de Nuestra Señora de la Concepción que, según la tradición, fue encargada por el rey Nuno Álvares Pereira. A partir de entonces, en señal de reconocimiento de que Nuestra Señora es la verdadera Reina y Patrona de Portugal, los reyes posteriores no volvieron a colocar la corona real sobre sus cabezas, y en las ocasiones solemnes la corona sólo se colocaba sobre un cojín al lado derecho del rey.
En 1654, el rey João IV envió a todos los ayuntamientos del Imperio portugués una copia de la inscripción conmemorativa, en latín, del solemne juramento prestado el 25 de marzo de 1646 y ordenó que esta inscripción fuera grabada en piedra y colocada en las puertas y lugares públicos de las ciudades y villas portuguesas.
En 1717, el rey D. João V, en una circular enviada a la Universidad de Coimbra y a todos los prelados y colegiales del Reino, recomendó que celebrasen todos los años la fiesta de la Inmaculada Concepción en sus iglesias, recordando el juramento del rey D. João IV. En 1818, el rey D. João VI fundó la «Orden de Nuestra Señora de la Concepción de Vila Viçosa«, de carácter honorífico.


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